divendres, 19 d’abril del 2013

Les llibreries es busquen la vida


Las pequeñas también juegan

Las librerías combaten la crisis ofreciendo géneros exclusivos y actividades originales.
La noche de los libros, el 23 de abril, es su mejor escaparate.

LOLA HIERRO Madrid 19 ABR 2013 - 09:00




Autoediciones y repostería casera en Sándwich mixto. /CARLOS ROSILLO

En un rinconcito del mercado de Antón Martín, Virginia de Diego y su alumno Lois practican el arte de escribir con tintas vegetales una complicada caligrafía medieval. Virginia también es la propietaria de Sándwich mixto, una de las muchas librerías especializadas de Madrid. Abierta hace un año, ofrece repostería casera y libros autoeditados. Virginia, licenciada en Bellas Artes y diseñadora gráfica, decidió abrir su particular establecimiento cuando se dio cuenta de que no había en Madrid ningún otro lugar que se dedicara a estas ediciones minoritarias. "Pensé que podría funcionar si ofrecíamos publicaciones únicas, aquí tengo libros que, si no fuera porque sus autores los traen, serían francamente difíciles de encontrar", explica. Como ejemplo, muestra un diminuto librito rojo titulado 101 ideas para superar la crisis que, según cuenta, el autor vendía por la calle.
Virginia se lanzó a la piscina en un momento en que los datos solo llevan al pesimismo. Es cierto que los madrileños son los que más leen del país —un 71% frente al 59% de la media nacional, según la Federación de Gremios de Editores de España— y los que más compran (un 43%), pero también lo es que la industria cayó un 18% respecto al año anterior y que cerraron en Madrid 15 librerías. "Lo grave es que algunas como La Regenta o Rumor eran históricas", explica Pilar Gallego, presidenta del Gremio de Libreros de Madrid.
Para Gallego, el éxito no depende de la especialización, sino "de lo que uno se mueva". Todos los libreros consultados coinciden en que la clave está en darse visibilidad, pero siempre ofreciendo un producto único.
Uno de los ases en la manga de estas pequeñas pero únicas librerías para ganar visibilidad es La noche de los libros, organizada por la Comunidad de Madrid y que se celebra el martes 23 de abril en conmemoración del Día de las Letras. Esta edición será más movida que nunca: durante todo el día y gran parte de la noche, se realizarán más de 500 actividades en 43 municipios de la Comunidad. Este año los 200 libreros participantes buscan llamar la atención y, por eso, habrá acontecimientos tan originales como un photocall para lectores, arte callejero y conciertos y hasta una cata de sake japonés. De primeras, las bebidas tradicionales niponas no tienen mucho que ver con la literatura, pero la cosa cambia si esta actividad se hace acompañar de la presentación del libro El Japón de Murakami, de Carlos Rubio, en la librería de viajes Altaïr.


Metalibrería, especializada en libros de filosofía. / CARLOS ROSILLO
Altaïr se mantiene a flote, no en vano su matriz, abierta en Barcelona en 1979, es una de las librerías de viajes más grande de Europa. Óscar Pastor, coordinador de proyectos, cuenta que han revitalizado su web, están muy presentes en las redes sociales y han acondicionado el local para acoger eventos. "Apostamos por libros de calidad que envejezcan bien, no solo las novedades de relumbrón que entran y salen de las librerías con la misma rapidez". Guías de viaje de todos los países y ciudades, narrativa y ensayo de autores nativos y de viajeros, y libros de fotografía de gran formato completan el fondo bibliográfico.
Otra de las claves para sobrevivir la aporta Alberto, de Arrebato, un negocio fundado hace nueve años que ofrece un fondo de más de 9.000 libros de segunda mano. "Nuestra principal ventaja es que tenemos mayor margen. Una librería debe dar un 70% del precio del libro a la editorial, mientras que nosotros compramos uno y nos llevamos el 100% de la venta. A veces no hay mucho beneficio, pero otras sí. Hay que arriesgar".
De riesgo algo saben los cuatros socios de Metalibrería: dos licenciados en filosofía, un economista y una fisioterapeuta que montaron hace cuatro meses su biblioteca especializada en filosofía porque no encontraban en ninguna parte los títulos que querían. José Luis, uno de los cuatro ideólogos de esta descabellada apuesta, explica que, aunque aún no son muy conocidos, en cuatro meses ya tienen clientes fijos: "Los comienzos están siendo duros porque la gente no tiene dinero y prefiere comprar pan a comprar un libro, pero ya tenemos personas que nos hacen pedidos de varios sitios de España, Estados Unidos y otros países americanos".
Recién llegada a Madrid también está Yorick, especializada en teatro. Sobreviven, "con mucho esfuerzo e ilusión", según una de sus socias, Ainara Gerrikabeitia, quien observa que las librerías grandes se están comiendo a las pequeñas. "Las especializadas sobrevivimos porque nuestros libros son difíciles de encontrar", comenta. En La noche de los libros regalarán a los clientes una porción de tarta de Santiago.


Librería Ocho y medio, un templo de la literatura de cine. / CARLOS ROSILLO
Mucho más veteranos son los dueños de Ocho y medio, el templo literario del cine. El pequeño negocio fundado por Luis Robles hace 21 años alberga miles de libros relacionados con el séptimo arte. Una decoración exquisita, un café acogedor y un asesoramiento al detalle son las claves de este negocio. "La librería siempre tiene gente", reconoce María Silveiro, copropietaria. "Entre semana organizamos audiodramas [lecturas dramatizadas como en los antiguos seriales radiofónicos], charlas y exposiciones, y los viernes y sábados hay mucho ambiente en el café".
Cristina Diéguez, de Graphicbook, también ha tenido que ampliar miras para no sucumbir a los malos tiempos. Su marido y ella comenzaron con una tienda online "cuando se inició Internet", y llevan ocho años regentando el establecimiento físico, donde venden toda clase de obras relacionadas con artes gráficas, publicidad, diseño o fotografía. "Tener un catálogo tan especializado como el nuestro es arriesgado ya que no tenemos un público tan masivo como los lectores de novelas", asegura, "pero entre las ventas de libros y las actividades paralelas que realizamos, el negocio sigue vivo".


Cristina, entre robots y libros en Graphicbook. / CARLOS ROSILLO
Otra opción que está ganando adeptos en los últimos años es la combinación de librería y café. Sandwich mixto, Ocho y medio o Metalibrería son ejemplos de ello, igual que lo es La Fugitiva, una de las más conocidas de Madrid. Su encargada, Clea Moreno, destaca que sobre todo buscan ser un espacio cultural donde no solo se vaya a comprar un libro. "No ponemos música para que el lector pueda pasar el rato tranquilamente, ofrecemos una copa de cava y las famosas berenjenas de La Fugitiva después de cada actividad que organizamos. Nuestro librero se esfuerza para traer ejemplares especiales", enumera Clea. No hay fórmulas secretas. A fin de cuentas, la clave para sobrevivir es, ante todo, mimar al cliente y ofrecerle lo mejor, lo único y lo especial.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada